Metodologías  

       La filosofía es experiencia y esta experiencia no se da aisladamente. La filosofía es diálogo en comunidad. Si alguien ve lo que otros no pueden ver, lo llamamos alucinación. Aquello en lo que hay que pensar no es en mi experiencia, sino en “nuestra” experiencia, y este nosotros “tiene posibilidades indefinidas” (Peirce).

      “El conocimiento y la ciencia solo son posibles en un ámbito intersubjetivo de comunicación y sentido”. El diálogo filosófico alcanza en plenitud en una Comunidad de Búsqueda entre iguales. Saber es indagar la verdad por sí misma.

      Todo ser humano puede, tiene posibilidades, capacidades para hacerse persona. No es un ser inútil, alguien a quien le falta algo que le tiene que llegar de afuera, sino que es capaz de construir su vida aprendiendo de y con los otros.

      " Esta vida que nos es dada, no nos es dada ya hecha, sino que tenemos que hacerla, cada cual la suya" (José Ortega y Gasset)

      El ser humano no existe independientemente de la realidad. En la medida en que nos vamos haciendo, vamos haciendo a la vez nuestro mundo, nuestra realidad. La educación nos ayuda a hacer el mundo cada vez más inteligible para nosotros.

      Los protagonistas de la educación son los propios alumnos que con estas tareas van construyendo sus propias vidas en comunidad. Esta comunidad de alumnos se compone de equipos de trabajo, de manera que el trabajo o las actividades de cada estudiante tiene serias repercusiones en sus compañeros.

      Ningún miembro del equipo puede “echarse a la bartola” mientras sus compañeros dejan el alma en el empeño. Es como si los jugadores de un equipo de fútbol lucharan hasta la extenuación por conseguir sus objetivos, y uno de ellos, por ejemplo el portero, no pusiera interés en realizar bien su tarea.

      Preguntas como ¿ Tengo derecho a faltar a clase y privar a mis compañeros de mi presencia? ¿Puedo llegar tarde? ¿Puedo no participar en la investigación del tema aprovechándome de lo que hacen mis compañeros y yo no colaborar?, llaman especialmente la atención de los estudiantes hacia la propia responsabilidad personal y social.

      A menudo hablamos de la importancia de la educación en la solidaridad, pero luego enseñamos a los niños y a los jóvenes a no fiarse de nadie en la calle, en nuestras casas cerramos la puerta y tenemos una mirilla para ver sin ser vistos, en la clase cada uno hace sus tareas para él o para ella, hace sus ejercicios, sus exámenes, obtiene sus notas, todo individualmente, y los demás que espabilen. ¿Dónde y cómo pueden aprender nuestros niños y niñas que deben ser solidarios?

      En los libros “Educación y filosofía en el aula”, "Filosofar en la Escuela" y "Hola Carlos soy Platón" se exponen con todo detalle los temas, ejemplos y metodologías.

      La disposición del aula también es diferente. No nos sentamos alineados militarmente sino que nos colocamos en círculo. La tarea del profesor es diferente también y se adapta a la búsqueda y adquisición de los nuevos objetivos y a la nueva metodología.    

            Recordando a Nietzsche y a tantos otros maestros, no somos embalsamadores y no queremos presentar la filosofía como algo muerto, inerte, frío, momificado y totalmente extraño para los jóvenes, sino que se la presentamos como algo vivo entrañable, atractivo y , como dice Ortega, imprescindible para una vida juvenil y humana que quiera merecer la pena. Nos damos cuenta de dentro de cada persona existe un lugar reservado para la filosofía y es necesario saber encontrarlo.

      Para alcanzar estos objetivos, convertimos el aula en una comunidad de diálogo, viva, activa, participativa. Los estudiantes, protagonistas activos de su propio aprendizaje, no son meros receptores de la materia más o menos muerta que le ofrece un profesor-a, sino que construyen en diálogo un aprendizaje significativo para sus vidas.

      Comenzamos leyendo en voz alta, en común, el capítulo correspondiente. El profesor decide hasta que punto, según el grado de dificultad. Los alumnos piensan sobre lo leído, escriben las ideas más importantes en el cuaderno, después en la pizarra y comienza un diálogo clarificador, tanto en pequeños grupos como con el conjunto de la clase. Luego se lee otra parte del texto o un texto del autor y se repite el diálogo investigador.

      El profesor será el facilitador y coordinador de todos los aprendizajes. Con sus preguntas e intervenciones realizará la función que le atribuye el propio Ortega. No les deis la verdad descubierta, sino mostrádsela para que la descubran ellos y hagan suyos tanto el descubrimiento, como la propia verdad encontrada.

 

 

Algunas actividades que se emplean son:

-Realización de posters con frases y fotos de filósofos para colocar en el aula.

-Dramatizaciones, representaciones, entrevistas a un filósofo...

-Debates en equipo y toda la clase, en el aula y por Internet.

-Realización de trabajos escritos y hacer exposiciones orales, personales y en equipo.

-Escribir poemas sobre algunos de los temas debatidos.

-Hacer dibujos. Por ejemplo: ¿ Cómo dibujarías la mente, o el inconsciente?...

-Películas, como se ve en apartado dedicado a las mismas.       

 

 

     

    

            Existe un libro de ayuda para el profesor, con ejercicios, tareas, actividades, películas, etc., adaptadas a cada capítulo de los libros empleados.